Hace poco asistí a un curso de fotografía nocturna organizado por Entremiradas e impartido por García de Marina. Fruto de los conocimientos adquiridos, me lanzo y presento mi primera foto en este estilo.
© David Valdés |
Para hacer esta fotografía utilicé unos
juguetitos muy chulos... El orbe está hecho agitando unos hilos de luz que
compré en eBay (¿dónde, si no...?). Son unos
filamentos parecidos a la fibra óptica, con un recinto para las pilas (que
también permite el encendido y el apagado, así como darle diferentes
frecuencias luminosas -como los árboles de navidad-). Vienen en diferentes
longitudes (yo los escogí de un metro, por aquello de hacerlos más manejables)
y colores (de momento, me lancé con azul oscuro, azul claro, rojo y blanco).
Otro juguete que participa en la foto es el flash Canon 430EX II.
© Canon |
Paso a explicar los detalles técnicos: a mi Canon 600D (obviamente, sobre un trípode y
con el estabilizador desactivado) le conecté un diparador para poder utilizar
el modo "bulb" (ya sabéis: ese modo en el que el obturador está
abierto tanto tiempo como mantengas presionado el botón). Al disparador también
le programé un retardo para que, una vez empezara todo el circo, me diera
tiempo a colocarme y que la cámara pudiera enfocar (me hubiera gustado hacerlo
utilizando el "liveview", pero como no tenía nadie que me ayudara, la
tarea se me hacía más difícil).
Fui probando, tirando fotos (éstas se podían
hacer con la luz encendida. "No problem": sólo buscaba la
composición), hasta que di con el encuadre deseado. Ahora sólo era cuestion de
recordar dónde me había colocado, y de no tropezar en plena oscuridad...
Fijé la ISO en 100, la apertura en f22 para que
no se me colara luz parásita, que las luces no "quemaran", y para que
me diera tiempo a "dibujar" todo. La distancia focal fueron 18mm. En
parte fue así porque la habitación donde la hice es pequeña, así que no podía
usar mucho más porque me saldría del encuadre, pero también lo hice para
exagerar un poco mis facciones y contribuir a crear ese halo de irrealidad.
Antes de disparar, junté el hilo azul y el
blanco, los encendí para tenerlos listos, guardé el flash preparado en el
bolsillo trasero (mucho cuidadito con la luz "test", que a nada que
te descuides, se cuela en la foto), y le asigné la mínima potencia (1/64 en
este caso) y un zoom de 24mm. También preparé un lámina de goma EVA de color
negro (ya os contaré para qué).
La secuencia de realización es más o menos como
sigue: con los cables en la mano, aprieto el disparador y salgo corriendo en
plena oscuridad hasta la posición. Antes de que se abra el obturador, comienzo
a mover los hilos para que no estén parados y a la cámara no le de tiempo a
pillarlos estáticos. Dibujo círculos con ellos (sin ninguna referencia, sólo la
estela que dejan en mi retina) durante aproximadamente un minuto (procuro que
todo el espacio quede relleno de luz). Cuando considero que la bola ya está
hecha, sin dejar de mover los hilos, los voy apagando, y cuando ya no hay luz,
los dejo y echo mano al flash.
Con el obturador todavía abierto, coloco mi mano
izquierda donde creo que se termina el círculo que previamente dibujé, pongo
una pose dramática, con los dedos formando una garra, apunto la palma hacia la
cámara, coloco el flash sobre la mano para tomar una referencia, lo separo un
poco, y le pego un golpe de luz (procurando que no se vea el botón rojo y que
la fuente de luz dé la espalda a la cámara para que no salga en el encuadre).
El obturador sigue abierto, cambio el flash de
mano y repito la operación anterior.
Todavía sigue abierto el obturador, cojo el
flash, lo acerco a mi cara para tomar una referencia, y luego lo bajo y lo
alejo, disparándome directamente (siempre procurando que no se vea ni el piloto
rojo ni la fuente de luz). Elegí disparar desde abajo para dar esa iluminación
"de candilejas", tétrica... (la típica luz de linterna de los fuegos de
campamento que usamos para contar historias de miedo). En pruebas anteriores,
puede comprobar que, a veces, se veía la silueta del cabezal del flash, pero me
di cuenta de que, si acumulaba suficiente luz con los hilos, podía tapar el
cabezal si lo ponía detrás del orbe.
También en pruebas anteriores pude ver que el
"flashazo" hacia arriba se escapaba e iluminaba parcialmente la
habitación. Lo solucioné de forma bastante ridícula: después de iluminar las
manos, cogí la lámina de goma EVA que mencioné antes (siempre, por supuesto,
con el obturador abierto y en plena oscuridad), y con ella me hice un collar
tipo isabelino (como el que ponen a los perros enfermos) y me rodeé la cabeza,
sujetando la lámina sobre los hombros. De este modo, la luz no se escapaba y
dejaba el fondo oscuro.
Después de "flashearme" la cara, sólo
quedaba recuperarme de las chiribitas, quitarme la lámina de goma, acercarme
con cuidado a la cámara para no tirarla, y darle al diparador para detener la
exposición. En total, el obturador estuvo abierto durante 119 segundos, en los
que me dio tiempo a hacer todo lo descrito anteriormente. Menos mal que la
habitación estaba cerrada a cal y canto, pues cualquiera que me hubiera visto
hacer lo que hice delante de una cámara, solo, a oscuras y a pecho descubierto
(en pruebas anteriores vi que la camisa se iluminaba al pegar los flashazos),
pensaría (no sin cierta razón) que estoy loco de remate.
El resultado me gusta, pero creo que mi cara está
subexpuesta. Es obvio que el flash estaba más separado de mi cara que de las
manos, así que debí seguir la regla del cuadrado inverso y aumentar la
potencia, pero corría el riesgo de que, en medio de la manipulación de los parámetros, la pantalla del flash saliera en la
foto. La próxima vez, tendré preparadas dos unidades: una para las manos, y
otra para la cara.
¿Os gusta? Animaos, pues este tipo de fotografía
es muy resultona y divertida.
...et in Arcadia ego.
© David Valdés
© David Valdés
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